Editorial

Realismo político

  • T+
  • T-

Compartir

La retirada del Presidente Joe Biden de la carrera presidencial en Estados Unidos parece ser uno de los actos de realpolitik más relevante de los últimos años, en una de las mayores democracias del mundo. El término alemán refleja de manera muy precisa cómo el realismo y la sensatez pueden guiar a la política hacia la estabilidad y la mesura en tiempos en que el mundo entero requiere certezas.

Al momento de su renuncia, Biden estaba unos tres puntos por detrás del candidato republicano, Donald Trump, de acuerdo con las estadísticas de Real Clear Politics, que consolida la mayoría de las encuestas del país norteamericano. Y aunque es escaso el tiempo para definir quién será el o la postulante del Partido Demócrata, también es todavía pronto para evaluar seriamente el desempeño de la vicepresidenta Kamala Harris, ungida por el actual mandatario en su carta de renuncia.

La elección, que parecía un trámite para Trump, ahora está más equilibrada, lo que refleja la importancia de la competencia en el proceso democrático.

Harris ha recibido apoyos significativos, como los de Bill y Hillary Clinton y, recientemente, de la expresidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, quien señaló que su respaldo es “oficial, personal y político”. Sin embargo, entre otros líderes del partido, como el exPresidente Barak Obama, persisten dudas sobre la capacidad de Harris para conectar con la “América rural”, base crucial en la campaña de Trump.

La salida de Biden era un movimiento necesario ante su evidente deterioro físico y mental, especialmente frente a un contendor revitalizado tras sobrevivir a un intento de asesinato. La elección, que parecía un trámite para Trump, ahora se presenta más equilibrada, lo que refleja la importancia de la competencia en el proceso democrático.

Desde el lado republicano, varios miembros prominentes y el propio candidato han demandado la salida inmediata de Biden de la Casa Blanca, acusando a Harris de una supuesta negligencia para mantenerlo al mando. Este tipo de acusaciones, lejos de aportar estabilidad, socavan la credibilidad política en momentos en que la sensatez y moderación son cruciales para la confianza pública.

A pesar de la caída de Biden -un evento no visto desde la renuncia de Lyndon B. Johnson, en 1968-, Wall Street ha respondido con leves alzas en los futuros del Dow Jones, el S&P 500 y el Nasdaq. Esto sugiere que una elección competitiva puede ser beneficiosa para la economía, que depende de la estabilidad y el equilibrio político.

Con Biden fuera de la contienda, las campañas pueden ahora centrarse en los planes económicos y en la agenda política, aspectos esenciales para un país cuya influencia global es innegable. La decisión de Biden de apoyar a Kamala Harris ha sido un acto final de liderazgo y parece estar logrando unificar a la mayoría de los demócratas en torno a su figura.

Lo más leído